¡Errante vagabundo! fiel al hastío de tu camino
Testigo de amaneceres
Compañero ideal del silencio
Amante de la noche sin techo.
Pegado a tus harapos
Llevas la nostalgia de otro tiempo
En tu mirada una quimera
Y en tu espalda un arrepentimiento
Amigo de la lluvia y el viento
De la zarza y del manzano viejo
Del trozo de pan
Y a veces… del desconcierto.
Llevas en tu zurrón, un pañuelo blanco
Una carta con la tinta borrada por el tiempo.
Un zarcillo… un pensamiento…
¡Y un suspiro… atado a tus recuerdos!
Te arrastra la corriente de un destino incierto.
Mendigo de cariño… caricias y besos.
¡Que sueñas con encontrar! en algún atardecer
A quien un día… le negaste tu querer.
Y hoy, llevas como estandarte… ¡su nombre en tu pecho!
Copyright© Irene llavero 2011